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Seguramente ha oído hablar del nuevo tratamiento con ondas de choque para la disfunción eréctil, pero no sabe muy bien en qué consiste. Este novedoso tratamiento supone un gran avance porque es el primero que ataca la raíz del problema, que en la mayoría de los casos es la falta de aporte de sangre al pene por arteriosclerosis (estrechamiento de las arterias). A diferencia de otros tratamientos sintomáticos que solo actúan mientras se aplican (medicación, cremas, inyecciones o dispositivos de vacío), el efecto de las ondas de choque es duradero una vez completadas todas las sesiones. Existe por tanto la posibilidad potencial de “curar” la disfunción eréctil.
Las ondas de choque se han utilizado desde hace tiempo en urología, sobre todo para el tratamiento de los cálculos urinarios (piedras en el riñón). Este mismo principio físico, pero con ondas de choque de baja energía y alta frecuencia, es el que se utiliza ahora en el tratamiento de la impotencia. El mecanismo principal por el que actúan las ondas de choque es la formación de nuevos vasos sanguíneos en el tejido eréctil y la potenciación de la relajación del endotelio vascular. Desde 2010 hasta la fecha actual varios autores han confirmado los buenos resultados y, en los últimos años, ya con la suficiente evidencia científica, las distintas sociedades científicas internacionales de urología y andrología han avalado el tratamiento y lo han incorporado en sus guías clínicas.
El tratamiento con ondas de choque se fracciona en varias sesiones. Existen distintos regímenes con pequeñas variaciones según el equipo, pero por regla general las ondas de choque se aplican en sesiones de 15-20 minutos, una vez por semana durante 4 semanas. Al cabo de un mes se realiza una sesión más de recuerdo. En cada sesión se aplican las ondas primero en la parte superior del pene y después por debajo del escroto donde está la raíz de los cuerpos cavernosos. De esta manera las ondas de choque cubren la totalidad de la longitud del tejido eréctil. El tratamiento es breve, indoloro y no requiere ningún tipo de analgesia, sedación o anestesia. Tampoco se necesita ingreso ni período de observación tras cada sesión. El paciente llega a la hora de la cita, se aplican las ondas, y se va a su casa.
El tratamiento con ondas de choque es beneficioso en la disfunción eréctil de origen vascular, es decir, cuando están dañadas las arterias del pene debido a los factores de riesgo vascular (tabaco, hipertensión, colesterol, diabetes, obesidad, sedentarismo y estrés). Todos estos factores producen arteriosclerosis y estrechamiento de las arterias de todo el cuerpo, incluidas las del pene. El tratamiento no es efectivo y por tanto, no se recomienda, en los casos de disfunción eréctil de origen neurológico (lesiones medulares por ejemplo), hormonal (por déficit de testosterona), por fuga venosa, o en los casos de origen psicológico (varones jóvenes con mucho componente de ansiedad de rendimiento sexual). Tampoco cabe esperar mejoría si se trata de un caso muy severo sin nada de respuesta a fármacos orales. Esta respuesta, aunque sea pequeña, es un buen indicador de que existe tejido eréctil viable y potencialmente mejorable. Su médico decidirá si es un buen candidato al tratamiento.
No. Las ondas de choque provocan como un cosquilleo mientras se aplican, pero no producen dolor ni generan ningún tipo de reacción en el pene. No se ha descrito ningún efecto secundario en la literatura médica, salvo algún caso raro de hematoma peneano por alguna alteración de la coagulación no advertida previamente.
1 o 2 veces a la semana
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