Los médicos toman una pequeña muestra de sangre y extraen el plasma PRP centrifugándola. Una vez eliminados los glóbulos rojos, pueden crear el plasma PRP, que contiene una concentración de elementos reparadores.

Todo el proceso dura unos 15 minutos. A continuación se inyectan las microinyecciones en los laterales (cuerpos cavernosos). Se tarda un máximo de 10 minutos y ya está.

Lo que ocurre es que el plasma desencadena la estimulación para formar nuevos vasos sanguíneos y así entra más sangre en el pene, lo que provoca una erección más fuerte.

Una opción tan sencilla como muy natural y sobre todo sin efectos secundarios.

Recomendamos al menos 4 tratamientos, un tratamiento cada quince días, aunque también es posible hacerlo semanalmente.