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Sin lugas a dudas, el ácido hialurónico es una de las sustancias que más se están utilizando hoy en día para resolver determinados problemas estéticos dermatológicos. Cuando van pasando los años, la piel comienza a perder ese aspecto y firmeza tan cotizados, en nuestro intento por mantenerlo, utilizamos cremas e infinidad de productos con un mismo fin: conseguir que pasen los años sin que tengan una repercusión en nuestro rostro.
Arrugas, líneas de expresión, patas de gallo… siempre existe algún tipo de marca que demuestra que el tiempo va pasando. En muchos casos, se desea cambiar el aspecto, pero el simple hecho de oír hablar de la cirugía hace que la gente tenga miedo, y se siga viendo así en lugar de cambiar hacia su aspecto deseado. Si hace poco hablamos del colágeno, hoy vamos a tratar otro tema de actualidad y muy extendido como las inyecciones de ácido hialurónico.
El ácido hialurónico es un polisacárido del grupo glucosaminoglucanos, es decir es una molécula de azúcar que podemos encontrar de forma natural en nuestro organismo. Suele estar concentrado en las articulaciones, los cartílagos y la piel, y debido al paso del tiempo, nuestro organismo va consumiendo sus reservas y poco a poco, la concentración de ácido hialurónico disminuye. Es precisamente muy utilizado en medicina como por ejemplo en traumatología, oftalmología y también para tratamientos de estética.
Sus principales cualidades son la hidratación, puesto que el ácido hialurónico conlleva la capacidad de retener grandes cantidades de agua a su alrededor y sus características para rellenar tejidos como por ejemplo arrugas o signos de expresión.
De esta forma, a medida que vamos envejeciendo, el Dermafiller va menguando en su concentración provocando que la piel luzca más deshidratada, y como consecuencia directa, se favorezca la formación de arrugas y surcos. Aquí es donde entra en juego la medicina, y es que los avances médicos han permitido demostrar que la inyección de ácido hialurónico en las zonas como arrugas o patas de gallo favorece la recuperación de un aspecto más joven.
Puede ser de origen animal o de origen biológico, dependerá del fabricante y el proveedor de cada clínica, así como también del fin con el que vaya a ser utilizado.
El ácido hialurónico se encuentra de forma natural en nuestro organismo, lo que hace que se trate de un tratamiento 100% biocompatible.
El tratamiento suele tener una duración de entre 30 minutos y 1 hora, dependiendo de las zonas a tratar y la cantidad de producto que se necesite inyectar, en ocasiones se recurrirá a la anestesia local con el fin de que el tratamiento sea los más indoloro posible para el paciente.
El método de aplicación es el mismo que utilizamos con las inyecciones de colágeno, se procederá a su infiltración mediante una jeringuilla muy fina, adaptada para cada tipo de tratamiento, y se irá rellenando la arruga o la zona a tratar, con el fin de recuperar la tonalidad y el aspecto liso y tenso de esa zona.
Tras la aplicación, la piel lucirá con una hinchazón acorde al tratamiento realizado, irá desapareciendo poco a poco y podremos observar con posterioridad los resultados reales de la operación. Suele aplicarse hielo para que descienda la misma, y al cabo de unos días la zona tratada lucirá un gran aspecto y se podrán comprobar sus excelentes resultados.
Una de las principales ventajas del ácido hialurónico es su facilidad de aplicación, pues con una sesión de 30 minutos, podemos conseguir vencer esos signos de la edad y obtener unos magníficos resultados.
Su precio. Sin duda alguna, cuando el paciente que busca realizarse algunos pequeños retoques escucha las cifras de las operaciones estéticas a las que debería someterse para conseguir los resultados que busca, suele verse decepcionado. El ácido hialurónico permite realizar un tratamiento estético en toda regla con grandes resultados por un precio de unos 300€ en el que se incluye un estudio personalizado, evaluación y seguimiento tras la inyección, y la propia aplicación del relleno anti arrugas.
Una de las ventajas con respecto al colágeno, es su duración que en algunas ocasiones y según la zona los resultados obtenidos tras la aplicación pueden llegar al año o incluso superarlo.
No es necesario realizar pruebas de alergia ya tiene un mínimo rechazo o alergia, y es un porcentaje insignificante respecto a las ventajas y los resultados que se obtienen con este tratamiento.
Seguramente, su principal desventaja es que no es un tratamiento permanente, suele dividirse en sesiones y la duración de sus resultados oscila entre los 9 meses y 1 año, de este modo, lo normal es programar con el profesional que realizará el tratamiento un seguimiento y unas fechas en las que continuar con las aplicaciones si se desea prolongar su efecto.
Posee algunos efectos secundarios, pero suelen ser de una leve repercusión, como irritación, enrojecimiento, hinchazón o hipersensibilidad de la zona tratada. Suelen desaparecer poco a poco tras la inyección.
No se recomienda su uso en embarazadas, menores de edad, ni en el caso de que el paciente deba someterse a algún tratamiento con radiofrecuencia.
Por último, comentar que el ácido hialurónico ha ido ganándole cuota de mercado al colágeno y es una gran alternativa para las personas que deseen recuperar una piel firme en su rostro sin tener que someterse a una cirugía estética con los riesgos que implica entrar en quirófano.
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