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Sin duda, uno de los signos del paso del tiempo que más nos preocupa a todos es la flacidez facial. Este problema estético, que afecta tanto al rostro como al cuerpo, consiste en la pérdida de firmeza de la piel causada por la disminución de las fibras de elastina y colágeno que proporcionan elasticidad y resistencia en los tejidos. Con los años, inevitablemente la producción de estas proteínas se reduce, pero además existen otros factores que precipitan la temida flacidez como el fotoenvejecimiento, el tabaquismo, la predisposición genética, las pérdidas de peso aceleradas o una vida sedentaria. Y como todos queremos corregir la flacidez, durante los últimos años los tratamientos médico-estéticos más demandados han sido aquellos destinados a conseguir un rostro bien definido y difuminar, en la medida de lo posible, los efectos de la edad.
Las opciones para combatir este problema son muchas y cada día surgen nuevos tratamientos, pero ¿realmente es posible conseguir un efecto lifting sin pasar por el quirófano? La respuesta es sí, gracias a la revolucionaria técnica médico estética de los hilos tensores faciales o “hilos mágicos” podemos luchar contra la flacidez y reafirmar la piel estimulando los tejidos internos sin dolor ni cirugía.
Aunque puede parecer un tratamiento novedoso hace muchos años ya se utilizaban hilos de oro para tensar la piel, sin embargo, la técnica actual no tiene nada que ver con los antiguos hilos que podían provocar problemas de rechazo. Los hilos tensores faciales están hechos de un material reabsorbible y biocompatible que se llama polidioxanona (PDO), es un tipo de sutura que se utiliza desde hace años, en cirugía cardiaca, por lo que está más que probada su seguridad. Nuestro cuerpo los reabsorbe entre 6 y 12 meses dependiendo de su grosor. Al no necesitar anclaje su colocación es muy rápida. Se los conoce como hilos mágicos por su doble efecto, tensan y redensifican la piel gracias a la estimulación de la producción de colágeno.
Estos hilos han ido evolucionando hasta aparecer los hilos espiculados. La ventaja de estos es que además de la estimulación del colágeno nos permiten tensar y recolocar los tejidos. Los hilos espiculados van montados dentro de una cánula, que es una aguja que no tiene punta, lo que hace que su colocación sea muy poco traumática, disminuyendo mucho el riesgo de aparición de hematomas. Una vez colocado se retira la cánula y se masajea para que las espículas se enganchen en la piel, tiramos del hilo hasta reposicionar los tejidos y se corta el sobrante.
Los resultados son progresivos y logran un efecto lifting muy natural, no cambia la expresión de la cara tras el tratamiento y mejora la calidad de la piel. Aunque el efecto tensor es visible desde el primer momento, la mejoría aumenta en los primeros meses cuando además del efecto mecánico se suma la estimulación de colágeno.
En Clínicas IMEBA®, antes de llevar a cabo cualquier procedimiento es necesario que nuestros médicos estéticos realicen una valoración profesional y diseñen el tratamiento específicamente para cada paciente. Estudian el problema que se quiere tratar y el estado de la piel (fisonomía, edad, grado de flacidez), y evalúan el número de hilos faciales necesarios en una primera consulta. Generalmente, los hilos tensores están indicados para personas a partir de los 35 años que quieren mejorar y prevenir la flacidez y no se recomiendan en pieles muy envejecidas.
Los principales efectos provocados por la aplicación de los hilos tensores, es estirar y sustentar la piel. Como decíamos anteriormente, las espículas se encargan de adherirse a la piel y a su vez se provoca una mayor generación de colágeno, haciendo que la elasticidad de la piel mejore notablemente.
Aunque los hilos tensores no suponen una sustitución completa del lifting, sí que son una alternativa que aporta unos resultados muy satisfactorios a nuestros pacientes. Se consiguen resultados de forma casi inmediata, aunque el resultado final dependerá del área a tratar y de las condiciones particulares de cada persona.
Para poder apreciar los resultados más biológicos (la producción de colágeno), deberemos esperar alrededor de un mes. Es entonces cuando salen a relucir los primeros efectos naturales, obteniendo un resultado más consolidado a los tres meses. La duración de estos efectos está calculada en torno a los doce meses, pese a que los hilos son reabsorbidos al cabo de cuatro meses. La sustitución del hilo por nuevo colágeno generado de forma natural hace que el efecto sea más duradero.
Así mismo, como la mayoría de los tratamientos, la duración de los efectos dependerá de diversos factores, como la genética individual de cada persona, la exposición al sol, la realización de ejercicio, la alimentación, etc. Se recomienda repetir el tratamiento de hilos tensores una vez al año. Al ser un tratamiento poco invasivo, es perfectamente compatible con la vida social.
Los principales efectos secundarios son dolor pasajero y edema que remite en pocos días pero también pueden aparecer hematomas si se rompe algún capilar.
2 hilos a cada lado
4 hilos a cada lado
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